No hablemos de tiempo, ni de distancias, no hablemos, solo deja que acaricie tu cuerpo con las yemas de mis dedos, que te recorra un escalofrío de la cabeza a los pies, que se te erice la piel. Cierra los ojos para que se agudicen el resto de sentidos, déjame que te susurre al oído, que te toque, siente mis manos por cada centímetro de tu piel, siente como suben y bajan por tus curvas, por tus caderas.
No, no abras los ojos todavía, siente mi aliento en tu cuello, tu respiración acelerada y nuestros corazones cada vez latiendo más deprisa.
Nuestros cuerpos moviéndose al ritmo de la música, nadie alrededor, solo nosotras.
Ya puedes abrir los ojos, hoy tienen un brillo especial, pero tus labios siguen teniendo el mismo sabor, y tu piel el mismo tacto suave y perfecto, mis dedos se entrelazan con tu pelo, tus besos me dan la vida y me la quitan en un segundo, me gusta que tengas ese poder sobre mi.
Enredadas entre las sábanas, mirándonos como si nos acabásemos de conocer, o como si nos conociéramos de toda la vida.
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