¿Sabéis? Nunca fui la más popular, ni la más guapa o la más inteligente, al contrario, no destacaba en nada. Excepto en ser la rara.
Iba a un colegio de monjas, a una clase con la que me llevé unos 10 años, aproximadamente, bien, pues nunca encajé. Había días que acababa llorando, que me metía en los baños a desayunar porque no tenía ni un solo amigo con el que sentarme en el patio. He llegado a irme de clase diciéndole al profesor que me encontraba mal (esto ya en 4° de la ESO) porque todos estaban en grupos, charlando en hora libre, y yo no tenía con quien, estaba completamente sola. Era objeto de burla constante, de risas y de insultos, de bromas que a todos les parecían graciosas menos a mi. Llegué al punto de provocarme vómitos y dejar de comer, porque dejé de gustarme a mi misma.
Un año tuve un 'amigo' en clase, que no me invitaba nunca cuando hacía planes con los de la clase porque 'Marta, si vienes tú, nadie va a querer venir.' Los chicos con los que hablaba y bromeaba cuando era más pequeña, los últimos cursos, me trataban como una mierda, y las chicas siempre lo hicieron. Sufrí estos acosos casi a diario hasta que terminé los estudios. Esa misma gente, ahora pone posts en Facebook con vídeos contra el bullying infantil, ¿sabéis qué? Que os den por culo a todos, hipócritas, nunca encajé, es cierto, pero a día de hoy sigo siendo la misma, renovada y mejorada, cada día más fuerte y más orgullosa de haber superado esos años turbios rodeada de personas que ahora me comentan en fotos de redes sociales porque 'estoy guapísima', que me miran asombrados por la calle, o aplauden mi personalidad reivindicativa y mi forma de pensar desde detrás de las pantallas de sus móviles. Si sigo aquí, si sigo viva, sana, fuerte y segura de mi misma es gracias a mi, y a los amigos que he ido haciendo a lo largo de este tiempo.
Con esto quiero deciros, que por muy mal que veáis las cosas, en estas situaciones, nunca dejéis de estudiar, de luchar, y sobretodo de ser vosotros mismos. Sois maravillosos.