sábado, 13 de junio de 2015

"Que bonito es despertarse y verte"

Con esta frase, el maquillaje corrido y unos ojos verdes mirándome, desperté esta mañana.
Algo revoloteó en mi estómago al oír esas palabras, o quizás eran los tequilas de ayer. No recuerdo muy bien el final de la noche, me acuerdo ir de bar en bar pidiendo chupitos de tequila, de llegar a casa entre besos y lametones en el cuello con sabor a sal por beber a la mexicana, recuerdo mordiscos en los labios y miradas que lo decían todo.
Cuando llegamos a casa me hizo tumbarme en la cama y me puso una Coronita en la mano, "bebe", me lió un cigarrillo y me lo puso en la boca. Mientras fumaba me iba desnudando, y de repente se perdió entre mis piernas, vueltas, alcohol derramado por las sábanas, caricias, besos, respiraciones entrecortadas, miradas, sonrisas cómplices y gemidos atravesando el aire.
Pero ella no es solo sexo, es risas, es música, es paseos de la mano, es baile, es ese "¿te apetece una cerveza?", es el "quiero tenerla de cuñada" de mi mejor amiga, es la compañera de festivales perfecta, es ese viaje que quiero hacer, es ese beso en la punta de la nariz, es el hombro perfecto para apoyarse, es esa sudadera calentita cuando hace frío, es esa tontería que te hace reír cuando estás mal, es ese cigarro de después del café, es ese "me encantas" que sale de su boca, es... ese "que bonito es despertarse y verte".