lunes, 19 de enero de 2015

Pero quién soy yo para decirte que te quedes, o que te marches.

Me gusta que me mires, con esa mirada que me produce escalofríos. Que me acaricies con esas manos que transmiten dulzura, amor. Que me hagas sentirme la única persona en el mundo cuando estás conmigo y que cuando no estés me sienta sola entre la multitud.
Que me cojas de la mano y me digas cualquiera de tus tonterías, que viertas tus palabras sobre mi, y yo solo pueda sonreír, sonreír y mirarte con esa cara de boba que se me queda al escucharte. Que me abraces, me beses y quede impregnado tu olor en mi piel cuando hacemos el amor. Haces que solo pueda decir que sí a todas tus locuras.
Sé que no eres mía, que no puedo retenerte ni saber si estarás conmigo en el futuro, pero si no estás, si no estás...
Pero quién soy yo para decirte que te quedes, o que te marches.
Llueve.
Estoy andando con los pies descalzos por el suelo mojado,
dejando que me recorra un escalofrío por el cuerpo,
y que el frío inunde mis pensamientos.
Estoy desnuda, desnuda de ti,
caminando sin rumbo bajo la lluvia.
Estoy intentando ignorar tu ausencia,
que me deja sin aliento,
me quita el sueño y no me deja dormir.
Estoy siguiendo un camino que no sé a donde me lleva,
solo sé que no me acompañas en él,
que el hecho de que no estés, me lo hace más difícil.
Espero que al menos, estés al final.

Para mi este año 2014 ha sido muy intenso...
He amado, he vivido festivales, y conciertos, música a flor de piel, he galopado bajo el sol, bajo la lluvia, he hecho el amor, me he emborrachado, he reído a carcajadas, disfrutado con amigos, llorado desconsoladamente, ido a fiestas increíbles, conocido a gente maravillosa, me he vuelto a enamorar, de la misma persona, he bailado, cantado, fumado, he perdido a una persona muy importante, he reforzado amistades, he soñado, he viajado, he dibujado, en papel, en piel, con tinta y con pincel, he sonreído, he pasado malas rachas, he besado, he caminado bajo la lluvia, me he bañado en el mar, he pisado las hojas secas, la arena de la playa, el césped aún húmedo del rocío, he caminado por Madrid, he descubierto cosas de mi misma que ni yo sabía, he tropezado, y me he vuelto a levantar, he recorrido cientos de kilómetros, he aprendido a tocar el ukelele, he cumplido la mayoría de edad, he hecho locuras, con la cabeza en su sitio, he echado de menos, y he echado de más, he ofrecido gran parte de mi, y he recibido más a cambio, he peleado, discutido, abrazado, perdonado y olvidado.
He vivido.